El olimpo de los desdichados
"-No
eres un sin hogar, Júnior...
Júnior niega
con la cabeza.
-... Nadie te pide los papeles porque no los tienes. Tú pasas de sus papeles, Júnior, No tienes que rendir cuentas a nadie. Eres un Hombre Libre, Junior. Eres un Horr."
Yasmina Khadra surge como una voz femenina al final de la guerra civil en Argelia. Irrumpe en el panorama literario con novelas policiacas en las que había, sobre todo, una profunda denuncia, un retrato brutal de lo que estaba viviendo la sociedad en una país corrupto. Años después todos sabemos que detrás de este seudónimo que significa, jazmín verde, se esconde un escritor argelino que se niega a renunciar a su seudónimo. Hoy traigo a mi estantería virtual su último libro, El olimpo de los desdichados.
-... Nadie te pide los papeles porque no los tienes. Tú pasas de sus papeles, Júnior, No tienes que rendir cuentas a nadie. Eres un Hombre Libre, Junior. Eres un Horr."
Yasmina Khadra surge como una voz femenina al final de la guerra civil en Argelia. Irrumpe en el panorama literario con novelas policiacas en las que había, sobre todo, una profunda denuncia, un retrato brutal de lo que estaba viviendo la sociedad en una país corrupto. Años después todos sabemos que detrás de este seudónimo que significa, jazmín verde, se esconde un escritor argelino que se niega a renunciar a su seudónimo. Hoy traigo a mi estantería virtual su último libro, El olimpo de los desdichados.
El
olimpo de los desdichados en un terreno aislado situado a orillas
del mar. Un vertedero con puerto que se mantiene separado de una
ciudad cuyos habitantes ni siquiera osan mirar. Ellos son los Horr,
vagabundos sin papeles que caminan con orgullo despreciando las
normas sociales y el dinero. Se enorgullecen de ellos mismos y
funcionan casi como una gran familia. Y es aquí donde conocemos a
Ach, el músico y mentor de Júnior, que no sabe aún cómo es el
mundo. También conocemos a Pachá el líder y sus ruidosos
pandilleros, está Bliss y Mamá y Harum.. y ben. Todos ellos
conviven como una gran familia con sus propias normas.
Yasmina Khadra se adentra en esta ocasión en un terreno complejo. Nos deja una fábula llena de personajes entrañables que es capaz de conmover en una primera lectura, y de hacer reflexionar al lector que decida pararse en los detalles. Establece una suerte de sociedad en miniatura aislada del mundo que mira con recelo a esa ciudad a la que no se debe ni siquiera de mirar. Porque uno nunca sabe lo que allí sucede, pero tiene seguro que será rechazado. Y así nos lo muestra en alguna de las aventuras en este libro que apenas supera las 150 páginas pero del que podemos sacar más de una enseñanza y un par de ratos libres de buena lectura. Ya el título nos daba una pista, por etéreo cual cuento y por fantasioso, porque, ¿dónde tiene un desdichado su olimpo si no es entre otros desdichados? En ese subgrupo que Khadra evita nombrar como harapiento para mostrar su lado humano.
Yasmina Khadra se adentra en esta ocasión en un terreno complejo. Nos deja una fábula llena de personajes entrañables que es capaz de conmover en una primera lectura, y de hacer reflexionar al lector que decida pararse en los detalles. Establece una suerte de sociedad en miniatura aislada del mundo que mira con recelo a esa ciudad a la que no se debe ni siquiera de mirar. Porque uno nunca sabe lo que allí sucede, pero tiene seguro que será rechazado. Y así nos lo muestra en alguna de las aventuras en este libro que apenas supera las 150 páginas pero del que podemos sacar más de una enseñanza y un par de ratos libres de buena lectura. Ya el título nos daba una pista, por etéreo cual cuento y por fantasioso, porque, ¿dónde tiene un desdichado su olimpo si no es entre otros desdichados? En ese subgrupo que Khadra evita nombrar como harapiento para mostrar su lado humano.
Un
lado que se contradice cuando la vida sacude y se escapa por los
poros de un miembro ante la atenta mirada del resto; la vida es dura
nos dice el autor, y para unos lo es aun más
Y
el reverso. Porque no se trata de una pandilla de buenos hombres
expulsados por la sociedad a los que el autor busca que tengamos
lástima. Y nos muestra también sus pequeñas miserias, el rechazo
que lleva un doble sentido y el orgullo que tal vez les impida vivir
un poco mejor. No hace de sus protagonistas víctimas, como tampoco
hace de la sociedad verdugo, para eso ya está el lector que es libre
de decidir de qué lado está. Y así avanza la fábula que nos deja
Khadra a modo de cuento para adultos, entre la tragicomedia de lo
extraño que nos resulta ese ambiente y la realidad que podríamos
ver si mirásemos más allá de nuestros muros sociales.
Con este libro, y sin dejar del todo el poso al que nos tiene acostumbrados, Khadra juega a ser otro, a redescubrirse manipulando el lenguaje hasta adaptarlo a su historia. Y eso me gusta, el cambio sin perder fidelidad a lo que uno es y las propias señas de identidad. Y me han gustado sus personajes; me ha gustado Ach y su relación con Junior. Y, por qué no confesarlo, me ha emocionado la historia, quizás no con lágrimas, pero sí con una huella que tardará un tiempo en irse.
Hay libros cortos que marcan más que otros de mil páginas y es que, si no hay que juzgar a un libro por su cubierta, tampoco hay que hacerlo por su grosor.
Con este libro, y sin dejar del todo el poso al que nos tiene acostumbrados, Khadra juega a ser otro, a redescubrirse manipulando el lenguaje hasta adaptarlo a su historia. Y eso me gusta, el cambio sin perder fidelidad a lo que uno es y las propias señas de identidad. Y me han gustado sus personajes; me ha gustado Ach y su relación con Junior. Y, por qué no confesarlo, me ha emocionado la historia, quizás no con lágrimas, pero sí con una huella que tardará un tiempo en irse.
Hay libros cortos que marcan más que otros de mil páginas y es que, si no hay que juzgar a un libro por su cubierta, tampoco hay que hacerlo por su grosor.