viernes, 27 de mayo de 2016

PAROLE NERE..."LOS HERMOSOS AÑOS DEL CASTIGO"

 ‘Los hermosos años del castigo’




En el Bausler Institut, un internado femenino situado en el cantón más retrógrado de Suiza, el Appenzell, se respira una densa atmósfera de cautiverio, sensualidad inconfesada y demencia. En estos parajes por los que paseaba el escritor Robert Walser, y donde se suicidó tras permanecer treinta años en un manicomio, se desarrollan la infancia y la adolecencia de la narradora, quien las rememora desde la madurez. En ese colegio imaginario que permanece, transfigurado, en la memoria, la narradora se sentirá irremediablemente atraída por la «nueva»: hermosa, severa, perfecta, figura enigmática que parece haberlo vivido todo, y que le deja entrever algo a la vez sereno y terrible.
El estilo lacónico y terso, casi punzante, la sagacidad de las reflexiones más sutiles, subrayan la intensidad de esta historia implacable. Hacen vibrar una cuerda secreta en ese mundo desvinculado de la realidad, en que la vida se ha visto «pasar por las ventanas». Entre el desconcierto, la atracción y el temor, una insólita emoción trastoca al lector, como si en el centro de un jardín bien cuidado viera cómo se desata una vorágine.


Fleur Jaeggy



Educando mujeres correctas

Fleur Jaeggy es deliciosamente maligna y a todas luces distinta. En su libro autobiográfico Los hermosos años del castigo, una niña de catorce años trata de vivir su propia novela de formación mientras se mira en el espejo de la realidad.
Fleur Jaeggy va siempre a lo esencial y, como si tuviera bien aprendida la involuntaria lección de Kafka, consigue muchas veces en una sola página, y a veces en una sola línea, que se haga visible de golpe, a modo de repentina revelación, la estructura desnuda de la verdad. Ese pavoroso desvelamiento siempre llega acompañado de la inevitable crueldad, jamás desligada de la rutinaria, aunque secreta, vida de la verdad. Tal vez por eso se dice a veces de esta escritora que es tan peligrosa.
 Pero es que su arte, al dejar sólo en pie lo esencial, no tiene a veces salida más natural que la inteligencia y la crueldad. La frialdad la añade la propia Jaeggy, y acaso sea éste el rasgo suplementario más destacado de su estilo; un rasgo que acude siempre sigiloso a su cita con las frases simples -algunas terriblemente sencillas- y que, en el fondo, es también su trazo más divertido.

"Una cierta glacialidad también revela sentimientos", dijo en cierta ocasión, y a algunos nos recordó a Walser confesando en Jakob von Gunten que habría querido decir muchas cosas pero no encontraba palabras para expresar sus sentimientos. Y rematando así su confesión: "Fuera, en el patio, la nieve caía en copos grandes y húmedos".

Y también nos recordó a Javier Rodríguez Marcos cuando dijo que en Jaeggy, "desechado todo sentimentalismo, es justamente el frío del ambiente el que otorga valor a los sentimientos cuando éstos aparecen: el mismo valor que cobra en una morgue cualquier señal de vida".
Cabe suponer que aquel día, cuando ella habló de glacialidad, habló en serio. Pero a algunos nos hizo reír. De felicidad inesperada. Porque para algunos su timidez fue como un oasis de calor en pleno Ártico, como un aviso que hubiera venido a recordarnos que en Jaeggy, después de todo, su rasgo más definido de estilo es esa huella de humor helado que a la larga deja siempre una rara marca de agua veraniega en sus lectores.
No está de más, si uno se acerca por primera vez al mundo del frío de Fleur Jaeggy, tener en cuenta la recomendación de Flavia Company, su traductora en El temor del cielo: "Olvídese de todo lo que ha leído y de todo lo que va a leer.
Jaeggy es distinta". Y suavemente terrible, habría que añadir. Sospecho que le gusta desenmascarar públicamente la estupidez. En un penoso coloquio sobre Robert Walser en París fui testigo de cómo era justamente despiadada con los ilustres escritores que en el escenario no paraban de decir tópicos acerca del escritor suizo. Jaeggy es deliciosamente maligna y a todas luces distinta, y la mejor forma de acercarse a ella por primera vez es acudir a su libro de siete relatos, El temor del cielo, donde se encuentra un cuento, 'Sin destino', que junto con otro relato impresionante, 'Los gemelos' (también en el mismo libro), me parece la más eficaz y rápida entrada en su mundo tan personal. Hay incluso una leyenda que habla de que 'Sin destino' suele convertirse en un relato siempre memorable para quien lo lee. ¿Accederá Marie Anne a dejar en manos de unos ricos señores a su pequeña hija, a la que en realidad detesta? El desenlace del cuento nos deja alelados, mirando nuestro destino.
 Mejor dicho, mirando por dónde ha pasado nuestro destino. Es un final que define muy bien el tipo de inteligencia, inseparable de una extrema libertad mental, que exige la lectura de Jaeggy.
Pero lo mejor siempre llega con su novela breve Los hermosos años del castigo, que pude releer ayer con renovada admiración. Este libro se desarrolla -es un decir- en el ambiente severo y claustrofóbico de un internado para jovencitas de buena familia en Appenzell, en la Suiza alemana, años cincuenta. Que el libro se desarrolla es sumamente discutible, ya que en el retrógrado Bausler Institut de Appenzell nada en realidad se mueve, nada se agita. Y ya no sólo eso, sino que la gélida educación para futuras amas de casa perfectas -perfección y locura están relacionadas, piensa Jaeggy- parece encogerlo todo, incluidos los sueños.

 En medio del ambiente claustrofóbico de este libro autobiográfico, una niña de 14 años trata de vivir su propia novela de formación mientras se mira en el espejo de la realidad de su escuela: sórdida fábrica de esposas correctas y de caligrafías de letra redonda y frases simples.
La verdad es que pasé años dedicado a admirar en secreto el delicado hilo de las frases simples y tal vez por eso, cuando me encontré por primera vez con Los hermosos años del castigo, las primeras palabras ("A los catorce años yo era alumna de un internado de Appenzell") me recordaron al portentoso y simple comienzo de Karen Blixen en su libro de memorias: "Yo tuve una granja en África, a orillas de los montes Ngong". Vivir en las frases simples. Ese deseo de otro tiempo regresó ayer cuando reencontré la sencillez dulce pero potente de Jaeggy: "A los catorce años yo era alumna de un internado de Appenzell.

 El lugar por el que Robert Walser había dado muchos paseos cuando estaba en el manicomio, en Herisau, no lejos de nuestro instituto. Murió en la nieve. Hay fotografías que muestran sus huellas y la posición del cuerpo en la nieve. Nosotras no conocíamos al escritor (...) Es una verdadera lástima que no hubiésemos conocido la existencia de Walser, habríamos recogido una flor para él. También Kant antes de morir, se conmovió cuando una desconocida le ofreció una rosa".
Suiza como gran lugar apacible, lugar de formación de esposas perfectas y, en el fondo, monstruoso manicomio. El Instituto Benjamenta de la novela de Walser y el Bausler Institut de Jaeggy tienen puntos en común, y no es casual que la estructura deLos hermosos años del castigo remita a la de Jacob von Gunten. 

Walser aparte, y tal vez porque dicen que la improvisación musical se genera en la misma región del cerebro que se utiliza cuando se escribe narrativa autobiográfica, la voz narrativa deLos hermosos años del castigo me ha parecido, en esta nueva lectura del libro, que se ajustaba muy bien al tono de improvisación musical que tiene la voz -modulación sometida a un juego pérfido- de la cantante del nada inocente grupo CocoRosie.


 Esa delicada voz de Jaeggy, tan falsamente cándida, nos va introduciendo en el instituto Bausler, oscuro hermano de sangre del manicomio de Herisau y perversa factoría de futuras mujeres correctas. Ambiente sobrio, calmo, terriblemente reprimido, y muy suizo, très suisse. "Je me suis suissidé", recuerdo que decía alguien con toda la frialdad de este mundo. Voces bajas y constantes.
Ya en el cuento 'Los gemelos' se leía, como anticipando la explosión de locura que cerrará, al cabo de los años, la historia de aprendizaje en el Instituto de Appenzell: "Como si la existencia no fuera sino una secuencia de voces, un alternarse de voces bajas y constantes, bien educadas. Y finalmente una voz aullante, como fuera de sí, de poseso".
Un ambiente sobrio y disciplinado y aparentemente cómodo, pero que va dibujando las frágiles fronteras entre la perfección y la locura, nos llevará hacia Fredérique, la "muchacha altiva" que es amiga de la narradora y será la voz suavemente aullante, desquiciada, que reencontraremos al final del fúnebre paraíso suizo.



 Muchos años después, cuando hasta el instituto se ha desvanecido ya de la memoria de todos, la narradora tendrá todavía un recuerdo para aquel lugar donde no aprendieron a ser correctas y buenas esposas y donde en realidad no aprendieron absolutamente nada, salvo a ser unas perfectas inocentes modernas, lo que a la larga les dejó un rescoldo infinito de odio hacia la contención y hacia las dulces cortinas de los interiores burgueses: "Le dije a Fredérique que tal vez habían sido nuestros pensamientos, o las emanaciones que habitan la edad de la inocencia, los que habían destruido el Bausler Institut.

Y es que ella decía que la inocencia era una invención de los modernos". -

miércoles, 18 de mayo de 2016

PAROLE NERE..."A PANTASMA DA CASA DA MATANZA"

"A pantasma da Casa da Matanza"





 Miro Villar

Ilustracións: Xosé Cobas

Editado por Biblos

Premio da Asociación Galega de Editores ao mellor libro infantil e xuvenil do 2013.






Deliciosa obra inspirada na poesía de Rosalía de Castro, pero principalmente no poema “Negra sombra”. A Casa da Matanza é o nome da casa de Padrón na que Rosalía de Castro viviu os últimos anos, e que hoxe é museo. É un conto rimado dunha pantasma, á que lle gusta a música, a danza e a poesía. Un día coñece a Rosalía e que por iso decide quedar para sempre na Casa da Matanza, engaiolada coa musicalidade e o ritmo dos seus poemas. Todo o conto está acompañado das fermosas ilustracións de Xosé Cobas. Predominan as cores suaves, e segundo imos pasando as follas podemos deleitarnos co texto e as ilustracións.


PAROLE NERE..."17 DE MAYO, DÍA DAS LETRAS GALEGAS 2016, MANUEL MARÍA"

Manuel María

Idioma meu, homilde, nidio, popular,
labriego, suburbial e mariñeiro
que fas avergoñar
ó burgués, ó señorito i o tendeiro:
levas sangue do povo
e raigañas escuras
que anuncian un día novo
sin mágoas nin tristuras.
Idioma proscrito,
asoballado,
soterrado,
refugado,
negado
como a probeza i o delito,
fala do emigrante e do maldito:
soio resoas nos lares
das xentes populares.
¡Ti tés que rexurdir puro,
poderoso, enteiro
pra erguer noso futuro

de povo ausoluto e verdadeiro!

miércoles, 11 de mayo de 2016

PAROLE NERE..."RADIO TUI Y PAROLE NERE"


PAROLE NERE..."EL SUSURRO DE LA MUJER BALLENA"

"El susurro de la mujer Ballena"

Editorial:  Planeta
Autor: Alonso Cueto
Finalista premio Planeta-Casamérica 2007


Sinopsis

 “El susurro de la mujer ballena” es la historia de Verónica, una mujer de 42 años, exitosa y atractiva que trabaja como periodista. Una noche, en un avión que la lleva a Lima, Verónica ve que en el asiento a su lado, se sienta una mujer extraordinariamente obesa, que necesita de un cinturón de seguridad especial. Poco después descubre que se trata de Rebeca, su antigua amiga del colegio, a la que no ha visto en 25 años. Ambas se reconocen pronto y empieza entre ellas una relación traumática, hecha de recuerdos del colegio. Rebeca era la chica de la que todos se burlaban en la clase pero ahora es una millonaria, con una empresa propia.
Verónica está casada, tiene un hijo y todo parece ser normal en su vida. Desde que el avión aterriza y durante varios días, la obesa Rebeca llama a Verónica, la encuentra en reuniones y cafeterías, la sigue por la calle, y le recuerda los episodios humillantes en el colegio. Ambas han sido muy amigas pero algo ocurrió el último día de clases que las separó definitivamente.
Pronto descubrimos que Verónica tiene una vida secreta pues comparte algunas tardes con Patrick, un novio de su juventud. Infelizmente casada con su esposo, Patrick es un islote de seguridad al que ella no quiere darle demasiada importancia. Rebeca sin embargo descubre esta relación secreta y se muda a vivir en el mismo edificio donde Verónica se encuentra con su amante.
A partir de entonces, los encuentros entre ambas se hacen más violentos hasta que algo ocurre que transforma por completo la relación entre ambas mujeres.
 Una historia secreta, hasta entonces no revelada, del pasado entre ambas, va a aparecer hacia el final de la novela. Para cuando esto ocurre, ambas han protagonizado escenas de violencia, de miedo, de reconciliación, y de perdón.
“El susurro de la mujer ballena” es la historia de dos mujeres. Uno de sus temas es el culto al cuerpo perfecto y la noción de que quienes no se adecúan a los modelos de perfección física, son proscritos de la sociedad. En este sentido, aparecen todos los elementos de la cultura moderna que glorifican el cuerpo: las dietas, los gimnasios, la cirugía estética, los productos de belleza y los vestidos. Rebeca acusa a Verónica con frecuencia de ser guapa y atractiva. Inmensa, desproporcionadamente gorda, Rebeca descubre que el mundo no está hecho a su medida.


La historia está contada en primera persona por Verónica. A lo largo del texto, con una extensión aproximada de 60,000 palabras, hay algunas historias paralelas. Sin embargo, se trata de una novela que privilegia un núcleo central, basada en la relación entre ambas protagonistas. En una entrevista, el autor ha descrito la novela como la exploración narrativa en la amistad entre dos mujeres, “la relación más compleja e intensa de todas las que existen”


Sobre Alonso Cueto



Alonso Cueto Caballero (Lima30 de abril de 1954) es un escritor peruano. Ha publicado novelas de diferentes estilos, desde el género negro a la novela de sentimientos. Su obra puede clasificarse dentro de la corriente realista peruana y su narrativa han sido traducida a diversos idiomas y llevada al cine.