DESDE LA SOMBRA
Textos: Juan
José Millás
Editorial: Seix
Barral
Millás fabrica una cruda fábula
moral sobre la indolencia del poder o su inoperancia. Su protagonista es un
empleado que ha dejado de serlo por un despido tramposo.
Como si fuese fiable la nebulosa
de la memoria, la lectura de esta parábola política se anuda a El
desorden de tu nombre y su secreta protesta también política, mientras
late con nervio el laberinto de obstinaciones y fantasía de Millás. La sutileza
del novelista incorpora la ironía a veces cruel, a veces sarcástica, del
columnista de opinión mientras la desesperanza del presente se ilumina como si
su tema no fuese la sublevación contra la indolencia del poder o su
inoperancia: asedia desde dentro e irónicamente, piadosamente, la experiencia
del capitalismo salvaje digerido por todos, comprendido por todos,
tolerantemente asumido por todos.
Su protagonista carece de agonía,
pero es un empleado que ha dejado de serlo por un despido tramposo, tras
infinidad de años en la misma empresa.
Su vida sin vida irá creciéndole
por dentro mientras inventa un empleo propio, un autoempleo, entre el realismo
fantástico y el realismo costumbrista y risueño. Su vida de fantasma es la vida
fantasmal de los parados invisibles, estadísticos y porcentuales, datos neutros
sin rostro ni corazón. Este tiene vida y tiene corazón, pero sólo tiene eso
porque en su trama fantástica alienta el Millás de la ira política e ideológica
sofrenado por la virtud de la ficción narrativa, dulce y hasta sentimental,
pero a la vez cruel y sin rastro de arenga pero sí de conciencia crítica. Quizá
por eso parece la mejor de las apologías del doble, habitual en Millás, a
través de una novela tridimensional. Sucede dentro de la cabeza del personaje,
pero también en un virtual plató televisivo (con un estupendo cameo de Iñaki
Gabilondo). La fantasía diurna se hace geografía física y la trinchera social
está detrás de todo, en combate, resistente, indócil e insumisa.
¿Cuánto hacía que no oíamos
hablar de la alienación inherente al capitalismo? ¿Cómo se consigue que no
desprenda el menor polvillo rancio saber que “el éxito de estos sistemas
políticos y económicos” capitalistas procede “precisamente de sus víctimas”,
como si estuviese el lector ante un catecismo marxista de la antigüedad
mesopotámica? Millás lo hace con el humor inasible de una fantasía ligada a la
caja de herramientas y a la imaginación del novelista. Sin rebajar nada del
aire risueño de sus mejores novelas, fabrica una cruda fábula moral de
intención política: el sabotaje de la docilidad rutinaria contra el
desvalimiento, la subversión sin sermón del orden pacífico de nuestro tiempo
mientras caen como moscas los parados y allí se quedan, invisibles, en la
sombra y sin comprender las causas de sus males porque “eso era el poder, la
capacidad de actuar desde la sombra”. Siguen fuera de campo, pegados a la línea
quebrada de una estadística o de un gráfico de excel. “Paradójicamente, ahora que
pasaba tantas horas dentro del armario se sentía libre” y empezaba a entender
la opacidad de un mundo “en el que a menudo había dudado de su inteligencia”.
No, desde luego, de la de Millás.
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